Star Trek: Lower Decks, fundamentalmente inofensiva

Pasado el ecuador de la primera temporada de Star Trek: Lower Decks, ya podemos hacer algunas valoraciones con conocimiento de causa. Como es sabido, esta comedia de animación es el más reciente integrante de la nueva hornada de series del universo televisivo de la saga Star Trek, a cuyo origen daremos un repaso antes de entrar en materia.

USS Cerritos | Memory Alpha | Fandom
Una nave sin igual. Esperemos, por el bien de la Federación.

Para entender completamente el papel de Star Trek: Lower Decks en este nuevo ecosistema de series de la saga hay que dedicar un momento a analizar la naturaleza del nuevo medio televisivo1. Simplificando mucho, en el antiguo esquema de televisión en abierto el modelo de negocio se basaba en la venta de espacios publicitarios. Una serie se emitía en una franja horaria prefijada de un día también prefijado de la semana, y tenía múltiples interrupciones publicitarias a las que la audiencia de la serie resultaba expuesta. Cuanta más audiencia tuviera la serie, más cara podría la cadena emisora vender los espacios para la publicidad. Esto era un negocio que tenía como costes la producción o la compra de los derechos de emisión de la serie, y como ingresos el precio que los anunciantes estuvieran dispuestos a pagar para exponer su publicidad ante la audiencia de esa serie.

Llegados a la era de las plataformas de contenido en streaming (Netflix, HBO, Amazon Prime Video, Apple TV+, etc.), esto cambia. En el nuevo esquema, la audiencia está suscrita a las plataformas por una cuota fija mensual, y el modelo de negocio se basa en retener a los suscriptores mediante una concatenación de contenidos (series, películas, documentales) que sostengan su interés y les hagan mantener la suscripción. En un entorno donde están proliferando múltiples plataformas de contenidos, la competencia es elevada, dado que el bolsillo del espectador raramente puede permitirse estar suscrito a docenas de ellas, por lo que las plataformas buscan tener al menos algunas producciones de gran interés que les sirvan de «gancho» (como lo era, por ejemplo, Game of Thrones para HBO).

Y en el año 2017, en Estados Unidos entra en escena la CBS All Access, donde la saga Star Trek tiene un papel muy destacado. Como su nombre hace sospechar, se trata de la plataforma de contenidos propiedad del conglomerado Viacom CBS, propietario de los derechos de Star Trek. Dicha plataforma cuenta con la saga creada por Gene Roddenberry como una de sus principales bazas, siendo Star Trek Discovery el «buque insignia» de su lanzamiento. Desde entonces se ha ido anunciando la creación de nuevas series de Star Trek, que han tomado forma en Star Trek: Picard y Star Trek: Lower Decks, y presuntamente se encuentran en proceso de elaboración Star Trek: Section 31 y Star Trek: Strange New Worlds. El propósito de esta avalancha de series de la franquicia es simple: que, a base de concatenar su emisión una tras otra, todo el año haya una serie de Star Trek en antena, como incentivo para mantener la suscripción.

Su misión: Que la audiencia siga suscrita a CBS All Access.

En este contexto, Lower Decks representa, como dijo un comentarista estadounidense, «el más reciente intento de CBS de mantenernos suscritos a una plataforma de contenidos que nadie quiere». Y también el más barato, podríamos añadir, ya que es evidente que como serie animada sus costes de producción representan sólo una fracción de los presupuestos de series como Discovery o Picard.

En cualquier caso, y entrando en detalle, Lower Decks nos presenta, en un formato de comedia, la historia de cuatro jóvenes alféreces de la Flota Estelar destinados a la USS Cerritos, donde los oficiales superiores, los que tradicionalmente han sido protagonistas de las series, toman un papel más secundario (además de no estar muy finos). Todo esto en un contexto que podríamos definir como un calco humorístico de La Nueva Generación por el tipo de historias y situaciones en que se va encontrando la nave protagonista.

Parece claro que la serie está orientada al público ya seguidor de la franquicia, dado que buena parte del humor y de las referencias sólo la pueden apreciar los conocedores del universo de Star Trek. Lo curioso es que, al mismo tiempo, los capítulos siguen una estructura muy simple y repetitiva (historias sencillas que se resuelven en un capítulo, con una trama A protagonizada por los alféreces Boimler y Mariner, y una trama B a cargo de los alféreces Tandi y Rutherford, que acaban confluyendo), algo más esperable de una serie de animación destinada a un público familiar generalista.

Los oficiales superiores NO representan lo mejor de la Flota Estelar

Así mismo, la principal novedad de Lower Decks reside en presentarnos una comedia de Star Trek, una apuesta arriesgada si tenemos en cuenta lo desafortunadas que han sido muchas ocasiones en las que se ha intentado incluir humor en capítulos de Star Trek, y para ello el equipo creativo está liderado por Mike McMahan, uno de los guionistas de la celebrada Rick and Morty. Curiosamente, la dimensión cómica de la serie se basa principalmente en exagerar (tampoco demasiado) las situaciones y artilugios narrativos habituales en Star Trek, muchos de los cuales ya eran ridículos en sí mismos, como alienígenas con biologías o normas sociales totalmente absurdas (creadas para algún argumento en concreto), tecnología estropeandose de la forma más inverosímil, u oficiales que ignoran órdenes e incumplen las normas repetidamente sin que eso les acarree ninguna consecuencia.

También cabe decir que el tipo de comedia que nos presenta Lower Decks apenas se puede calificar de parodia, ya que lo único que busca es ofrecer una versión más ligera y exagerada de un tipo de historias que ya conocemos. No hay ninguna sátira real ni voluntad de reconocer o ridiculizar mediante el humor los fallos o absurdos del universo de Star Trek que se nos han ido mostrando a lo largo de la franquicia. Por otro lado, los creadores prácticamente han renunciado a realizar ningún comentario relevante sobre temas reales o de actualidad, como sí han hecho otras celebradas series de animación para adultos (y a diferencia de lo que sí hacían ocasionalmente las anteriores series de Star Trek).

Resulta curioso que a veces parece que lo vayan a hacer… pero, al final, no. En un capítulo la capitana de la nave ordena a toda la tripulación utilizar un aplicativo que establece tareas y tiempos para cada tripulante, con una cuenta atrás muy ajustada para la realización de cada tarea. Esto podría haber sido un comentario satírico sobre los mecanismos de control draconianos que algunas empresas aplican a sus trabajadores, siendo Amazon el caso más conocido, pero este enfoque queda diluido por el hecho de que la capitana decide dejar de utilizar este sistema no porque sea una iniquidad, sino porque la tripulación no da sus mejores resultados con él. O, en otro episodio, se hace un comentario satírico sobre la desigualdad en la distribución de la riqueza que dura exactamente 3 segundos, y pese a que atañe a la trama central del capítulo, se podría eliminar y todo seguiría funcionando igual, porque está hecho para que pase muy rápido, como si tocar temas remotamente relacionados con el mundo real supusiera un problema.

No hay peligro de que toquen ningún tema serio.

Es delicado aventurarse en teorías conspirativas, pero lo cierto es que las dos primeras series de esta nueva tanda, Discovery y Picard, han recibido acusaciones de ser «demasiado políticas» por parte de lo que podríamos llamar la «alt-right trekkie», sector de presuntos fans neoderechistas de representatividad real desconocida pero muy vociferantes en los mentideros digitales. No se alarmen, nosotros tampoco hemos visto por ningún sitio esta «carga política» en las mencionadas series; suponemos que se refieren a que la protagonista de Discovery sea de origen afroamericano,  o que el almirante Picard (¡que raro se hace no referirse a él como capitán!) quisiera ayudar a unos refugiados. Quizás, debido a eso, parece que una de las premisas de Lower Decks haya sido ser lo menos «política» posible, basándose en un humor ligero que como mucho tira de lo grotesco ocasionalmente, pero que evita cuidadosamente pisar ninguna ampolla.

En conclusión, y por lo que hemos podido ver hasta la fecha (la temporada no ha terminado todavía), estamos ante un producto totalmente inocuo, y se echa de menos la dimensión subversiva que habría podido tener una serie de animación para adultos. Lower Decks nos hará reír, sobre todo si conocemos el material de base, pero más allá de satisfacer a los seguidores habituales, es una obra muy vacía, basada en construir una vez más el envoltorio de Star Trek pero dejando fuera las partes que han hecho interesante esta franquicia durante décadas, y además renunciando a las potencialidades temáticas que le daba el género humorístico y de animación. Lo mejor que podemos decir es que, tanto para bien como para mal, Lower Decks es por ahora fundamentalmente inofensiva.

1Televisión, término que está en proceso de perder su significado original, y que posiblemente quedará  como una palabra de origen desconocido para los más jóvenes, como «colgar» el teléfono, o la representación de un diskette de 3,5 pulgadas como icono de «guardar».

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