El pasado 13 de agosto se estrenó en Amazon Prime Video Evangelion: 3.0+1.0 Thrice Upon a Time, la cuarta y última parte del llamado Rebuild of Evangelion, la tetralogía de películas con la que Hideaki Anno reinventó su propia obra Neon Genesis Evangelion, a la que su nombre ha quedado ligado a perpetuidad. Catorce años después de que llegara la primera parte de este proyecto, es hora de hacer balance, de poner las luces largas y de valorar si esta vuelta de tuerca adicional nos aporta algo interesante.

Para ponernos en situación, recordemos que la obra original, la serie Neon Genesis Evangelion, estrenada en 1995, consistió en 26 capítulos de algo que de entrada parecía ser otro anime de mechas, los clásicos robots gigantes que han devenido en un género en sí mismos, para emerger como una obra que rompería moldes y que resultó ser una deconstrucción del mencionado género (1). Sus dos últimos episodios ofrecieron un final lisérgico y evocativo (que es otra manera de decir que no se entendía nada), pero acabaron siendo reemplazados canónicamente en 1997 por The End of Evangelion, esta vez en formato película, donde se establecía un final definitivo y a la vez oscuro y con tintes deprimentes.
Parece ser que Hideaki Anno volcó en la serie las situaciones personales que atravesó en la década de 1990, y muy concretamente la depresión que sufría, dando lugar al tono y a los personajes tan peculiares por los que se distingue Evangelion. Se aprecia muy claramente cómo la serie tiene una primera mitad de tono alegre y positivo (aunque ya con indicios de que hay mucho más de lo que parece bajo la superficie) para tomar un cariz oscuro en su segunda mitad, que alcanzaría su cénit en The End of Evangelion, donde las expectativas que pudiera tener el espectador quedaban brutalmente subvertidas.
En cualquier caso, Neon Genesis Evangelion acabó teniendo un éxito masivo y generó un impacto cultural extraordinario, no exento de opiniones polarizadas. Hay quien considera que relanzó la producción del anime en general después de una etapa de estancamiento del sector, y quien le otorga una influencia en la cultura popular contemporánea japonesa comparable al que tuvo Star Wars en el mundo occidental. Sencillamente, no es posible realizar un análisis riguroso de la historia del anime sin hablar de Evangelion.
Pero no solo eso. Tal como mencionamos en el artículo sobre GunBuster, cuando la animación japonesa se impuso en el consumo audiovisual de nuestra infancia y juventud, para algunos de nosotros Neon Genesis Evangelion se convirtió en un referente esencial e indiscutible. De alguna forma fuimos tocados por el EVA, y más de 20 años después todavía nos prestamos a comentar aspectos de la serie, a reír con nuevos memes, a discutir qué diantres ocurría en los últimos episodios, a simplemente bromear sobre ella («Por eso le maté»), o a dejarnos enredar para volver a verla entera en una sesión maratoniana (2).

De igual modo que en las películas de Rebuild of Evangelion los adolescentes que se dedican a pilotar los EVAs sufren la así llamada «maldición del EVA» y quedan congelados en el tiempo sin envejecer, quizás los fans devotos de Evangelion sufrimos una maldición parecida. Tal vez quienes fuimos tocados por el EVA también estamos en cierta forma atrapados en el pasado, ya que nunca nos abandona del todo esta fascinación por la serie. ¿Será esa la auténtica maldición del EVA?
¿Qué tenía Neon Genesis Evangelion para generar tal impacto? Pues, como en tantas otras ocasiones, una mezcla de ingredientes clásicos (mechas, pilotos adolescentes con sus dramas asociados, monstruos misteriosos) acompañada de elementos innovadores (un tratamiento más adulto de la experiencia del pilotaje y sus consecuencias, personajes con comportamientos no arquetípicos, una buena gestión de la intriga sobre la trama general que causa sentido de la maravilla, deconstrucción de las convenciones del género) y con un diseño visual y de producción que resultó rompedor. Y hacer todo esto en el momento adecuado, por supuesto. Es poco probable que a un nuevo espectador le hiciera el mismo efecto hoy en día. Es como ponerse a ver Perdidos en 2021… era entonces o nunca.
Y así llegamos al Rebuild of Evangelion, la reinvención de la obra en formato de películas que empezó en 2007. Dado que vivimos en una era de reboots, reinvenciones, y similares, ¿debería sorprendernos? Pues un poquito sí. Porque a diferencia de lo que suele ocurrir, en este caso la reinvención ha sido realizada y conducida por los mismos creadores de la obra original, encabezados por el mismísimo director e ideólogo, Hideaki Anno, y esto resulta aún más sorprendente si nos damos cuenta de a quién está dirigida.
¿Por qué Hideaki Anno consideró necesario rehacer su magnum opus? Aunque a primera vista acuda a nuestra mente la motivación adicional, ganar más dinero a partir de una obra o creación ya existente, parece que se trata de algo más complejo. Entrada la década de los 2000, el creador de Evangelion había superado (por el momento) su depresión, atravesaba un momento económicamente próspero, y había encontrado la felicidad al lado de su pareja. Y según parece, habiendo salido del túnel a nivel personal quiso revisar su propia obra, para trasladarle esa nueva perspectiva más positiva.
El Rebuild of Evangelion, de reciente conclusión, consta de 4 películas:
Evangelion 1.0: You Are (Not) Alone, estrenada en 2007, es en esencia una traslación de los 6 primeros episodios de la serie original con algunas pequeñas diferencias y, eso sí, un tratamiento visual nuevo y mucho más espectacular, con una gran calidad en la animación, y donde los misteriosos ángeles tienen un aspecto mucho más inquietante de lo que permitía la animación tradicional de la serie original.

Evangelion 2.0: You Can (Not) Advance, estrenada en 2009, es donde la historia empezó a tomar derroteros distintos al original. Aunque nominalmente cubría los capítulos 8 a 19 de la serie, se puede decir más bien que toma múltiples elementos para jugar con ellos y explicar una historia distinta. Aquí es donde nos damos cuenta de que estamos ante una versión diferente de Evangelion, en vez de una mera puesta al día visual como parecía ser en Evangelion 1.0, ya que la historia toma un rumbo claramente distinto, además de producirse la introducción de nuevos personajes, y se empieza a notar una de las diferencias pivotales respecto al Evangelion original: Shinji, con todos sus problemas, va madurando en alguien más asertivo y decidido. Mientras que Evangelion 1.0 podía verse como una esforzada actualización, es en su secuela donde se genera verdadero interés, porque es donde nos aportan nuevo material. Su conclusión marca el punto y aparte donde el camino narrativo se separa definitivamente de la obra original. Cabe destacar una banda sonora especialmente lograda, llena de temas potentes y que emplea de forma muy meritoria la disonancia provocada por el uso de canciones alegres en momentos tremendamente dramáticos.
Evangelion 3.0: You Can (Not) Redo, estrenada en 2012, supuso un auténtico shock después de la sólida base que había dejado la segunda película. Y según cómo se mire es donde emerge la auténtica naturaleza del Rebuild. A pesar de tener una dimensión visual espectacular, la nueva historia que se nos contó (el enfrentamiento entre las organizaciones WILLE y NERV, que reemplaza la lucha de NERV contra los ángeles) estaba construida sin atención alguna a la coherencia, e ignoraba normas fundamentales de la narrativa, como el tener que preparar las revelaciones y momentos dramáticos. El resultado era un bombardeo de novedades sin sentido (al no haberse construido de antemano ni tener una explicación coherente) que rompía la suspensión de la incredulidad, llegando al apoteosis final de la película, el Cuarto Impacto, ante el cual el espectador estaba ya muy desensibilizado. Solo la curiosidad inquebrantable de aquellos que fuimos tocados por el EVA para ver cómo continuaba la historia nos mantenía clavados ante aquel descalabro. Y ahí está la clave del Rebuild of Evangelion.

Finalmente, 9 años después, llegó Evangelion: 3.0+1.0 Thrice Upon a Time, la conclusión de la historia. Y ha resultado ser una película realmente curiosa. Después de un espectacular combate inicial en París, la película parece trasladarse por un rato a los dominios de Hayao Miyazaki para ofrecer en su primer tercio una parte tranquila e intimista que nos muestra cómo se la apañan los escasos supervivientes de la humanidad después de los múltiples impactos. Pero pronto regresamos a la acción, a la carrera de WILLE contra NERV para prevenir el «Impacto Adicional» con Shinji Ikari al centro, todo ello con otro bombardeo de novedades y trasfondo que Hideaki Anno se saca de la patilla hasta casi insensibilizarnos, por no hablar de lo triturada que queda nuestra suspensión de la incredulidad, aunque el buen ritmo narrativo en esta ocasión lo haga más digerible. De nuevo, los tocados por el EVA reconocimos que el tercio final de la película se corresponde en cierta forma a The End of Evangelion, pero con los sucesos ocurriendo en sentido distinto.
A grandes rasgos, el Rebuild of Evangelion tiene las mismas virtudes y defectos que la serie original… solo que amplificados. Los dramas de personajes funcionan (el momento en Evangelion 2.0 en que la fiesta que iban a celebrar se va al traste por culpa de la llegada de un ángel es demoledor, especialmente cuando el espectador sabe que a partir de ese momento todo irá emocionalmente pendiente abajo), y los enfrentamientos de los EVAs contra los ángeles (o sea, un clásico mechas contra kaiju) están hechos con muchísima imaginación, tanto en los diseños como en la intriga de cómo lo harán los protagonistas para prevalecer (En esto, el ejemplo paradigmático es la operación Yashima). A la vez, la trama semi-mística, los planes de NERV, Seele, y demás, que deriva en monólogos plúmbeos y desvaríos metafísicos saturados de conceptos no explicados, pues aunque genere mucho sentido de la maravilla de entrada deriva inevitablemente en sensación de tomadura de pelo.
Una diferencia especialmente importante recae en este nuevo Shinji un poco más decidido y proactivo, quien esta vez toma las riendas en vez de quedar paralizado, para enfrentarse a su padre y salvar el mundo. Nos dimos cuenta de que el tramo final de la película se basa en un ejercicio metarreferencial consistente en construir una catarsis que exorciza el mal rollo que nos dejó hace más de 20 años el triste final de The End of Evangelion. Ahora Shinji hace lo que tendría que haber hecho entonces, y las cosas son distintas.

Todo esto nos lleva al auténtico sentido de esta extraña reinvención. La prueba del algodón son unas preguntas muy simples: ¿Tiene interés el Rebuild of Evangelion para alguien que no conozca el original? ¿Sirve para atraer nuevo público a la franquicia? La respuesta es categóricamente no y no. A un neófito las dos primeras películas le pueden resultar perfectamente disfrutables, pero las dos últimas probablemente le resulten un cúmulo de sinsentidos, visualmente espectaculares pero con una historia incoherente y repleta de saltos lógicos difícilmente salvables. Pero los tocados por el EVA pueden asumir eso como un problema menor, un precio a pagar por descubrir cómo evoluciona y termina esta nueva iteración de la obra (Y posiblemente tomarán los vacíos e incoherencias como ejes de conversación con sus correligionarios).
Interpretar qué pasa por la cabeza de Hideaki Anno es una aventura muy arriesgada, siendo un creador con un estilo y motivaciones especialmente heterodoxos (3). Lo que podemos afirmar con toda seguridad es que el Rebuild of Evangelion es la reinvención más extraña de la que tenemos memoria. Mientras esta clase de productos buscan aprovechar la notoriedad y aumentar la rentabilidad de una marca ya existente, el Rebuild no sirve para atraer nuevo público, sino que, por intención o por accidente, resulta apta solo para los fans ya existentes de Evangelion, aquellos que en su día fueron tocados por el EVA.
Por lo tanto, estamos ante una obra recomendable (aunque con un punto de autotortura) para aquellos que disfrutaron especialmente de Neon Genesis Evangelion en su día, pero definitivamente muy, muy poco apta para quien no conozca la serie original.
(1)
Curiosamente, un visionado seguido de la serie muestra el progresivo empeoramiento económico que sufría el estudio Gainax a medida que iban produciendo su excepcional obra, siendo la calidad y el detalle de la animación manifiestamente mayor en los primeros episodios que en los últimos.
(2)
La obra original (La serie + The End of Evangelion) se puede visionar en un día entero. Recomendamos tandas de 4 episodios con una pausa de 15 min, dejando una hora y cuarto para el almuerzo, media hora para la merienda, y una hora y cuarto para la cena. Empezando a las 10:30 y siguiendo este plan, se termina el visionado de The End of Evangelion después de cenar. Así lo hicimos la última vez.
(3)
Para quien tenga curiosidad sobre él y su forma de ser y trabajar, recomendamos éste documental que elaboró la cadena pública de televisión de Japón, un documental que empezó como un making off de Evangelion 3.0+1.0 ,y acabó derivando en una mirada sobre su peculiar creador.